viernes, 13 de abril de 2012

LUIS XIV : LA TOMA DEL PODER . "EL ESTADO SOY YO "

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Rey de Francia a los trece años, Luis XIV nunca olvidó una infancia marcada por revueltas, intrigas y desaires. Así, tras la muerte de su madre, Ana de Austria, y del cardenal Mazarino, en 1661 asumió todo el poder y proclamó: «el Estado soy yo».

A los 13 años era ya rey de Francia de pleno derecho. Pero fue una década después, en 1661, cuando Luis XIV tomó las riendas del gobierno y proclamó: «El Estado soy yo». A los 23 años, Luis llevaba diez actuando como soberano, pero siempre a la sombra de su madre, Ana de Austria, y del favorito de ésta, el cardenal Mazarino. Hasta entonces no habí adestacado más que por su gusto por el boato y sus devaneos amorosos, y no había mostrado un excesivo interés por los asuntos políticos. El anuncio de 1661 no fue simplemente un buen propósito de un día, sino que inauguró un largo reinado en el que el rey ejerció una autoridad personal indiscutida y llegó a ser admirado y temido a partes iguales en Francia y en toda Europa. La Fronda, la guerra civil que asoló Francia entre 1648 y 1653, marcó profundamente la mentalidad de Luis XIV. El mayor trauma para el joven fue ver cómo la autoridad real y el prestigio de la monarquía eran arrastrados por el fango. Mazarino, víctima del odio general por su condición de extranjero y su avaricia, se vio obligado a dejar el país en 1651. La madre del rey, Ana de Austria, de origen español, tampoco se libró de críticas ofensivas en la infinidad de panfletos que circularon por el país. El recuerdo de aquellas ofensas a su dignidad de monarca y el espectáculo de ver a los franceses luchando entre sí quedaron grabados en el recuerdo de Luis XIV. Ahí nació su empeño por imponer la unidad y cohesión de Francia en los años posteriores. El deseo de evitar una nueva Fronda fue lo que lo llevó a alejar a la nobleza de los asuntos de Estado y asumir el gobierno en solitario. Para resguardarse del torbellino popular parisino, Luis XIV decidió buscar una residencia lo más alejada de París: Versalles. A continuación solicitó el regreso de Mazarino, y éste se convirtió en su maestro en el arte de gobernar. Y fue el propio cardenal Mazarino quien alentó la pasión amorosa de Luis XIV, a través de sus tres bellas sobrinas, las hermanas Mancini, que habíaacogido en su casa. Su gran amor de juventud fue María Mancini. Pero a pesar de estar perdidamente enamorado, el joven tuvo que renunciar a ella para casarse con la infanta María Teresa de Austria, hija del rey Felipe IV de España. Se trataba de un enlace por conveniencia cuya preparación había exigido arduas negociaciones diplomáticas con las que se quería consagrar la paz entre España y Francia. Tuvieron seis hijos, aunque sólo el primero llegaría a la edad adulta. Cuando murió Mazarino, el 8 de marzo de 1661, Luis XIV decidió que todo pasaría por sus manos, nada escaparía a su control personal. En lo sucesivo, Luis XIV no dejaría que nadie, ni en Francia ni en el extranjero, eclipsara su gloria. Entonces emprendió el gran proyecto artístico de su reinado: el palacio de Versalles. En pocos años, gracias al trabajo de miles de hombres en penosas condiciones a causa de la insalubridad del lugar, Luis lo transformó en un palacio pensado para impresionar al mundo, con sus jardines, estatuas, colecciones de pintura y esplendorosas fiestas.